jueves, 20 de noviembre de 2008

Audio: Entrevista a Pocho La Pantera



Nicolás Guthmann y Luciano Bozzelli, dos de los fundadores del blog, tuvimos el honor de charlar un rato con este mítico bailantero. Iluminó el estudio de TEA con su cartera de cuero Louis Vuitton, su eterno peinado al estilo Elvis y su sonrisa blanca y enorme. Viva Pocho.


Entrevista a Pocho La Pantera

miércoles, 19 de noviembre de 2008

R.E.M y su versión de un noticiero

Estuvieron hace días en Buenos Aires y no los queremos dejar ir. Aprovechamos y dejamos este video del tema "Bad day". La temática tiene mucho que ver con el periodismo. ¿Mike Stipe o Santo Biasatti?

Es muy dificil recomendar algo que nos gusta, porque no sabemos como pueden responder. Por eso sólo lo hacemos cuando estamos seguros. Si no conocen a TUTE, se los presentamos. Pueden ver más en la página oficial del humorista, http://www.tutelandia.com.ar/, donde aparecen todos sus cuadros bien ordenados.











Estuvimos buscando lugares comunes y frases hechas. Invitamos a los queridos visitantes del blog a que abulten la lista

Invita a la confusión
Ni lerdo ni perezoso
Llueve sobre mojado
Sin chicha ni limonada
El crimen esta a la vuelta de la esquina
Le garúa finito
Es un plato
Mujeres de bombacha veloz
Ni en el año del arquero
Ir promediando/ redondeando
El Rey de copas
El Xeneixe
El Millonario( …y todo el resto de equipos)
(Se vende) como pan caliente
Se quebró en llanto
Corrían las dos de la tarde
El espectáculo cayó en caída libre
Con el corazón en la mano
A flor de piel
A viva voz
Primicia caliente
Se quedó sin garganta
La piel de gallina
Corazón partido
Tiene muchas batallas encima
Los trapitos al sol
Fui un conejillo de indias
Para tirar manteca al techo
Para chuparse los dedos
La letra chica
La figura del partido
Colgar los botines
Tirar la toalla
Está 10 puntos/ pipi cucú/ de re chupete
Tiene toda la vida por delante
La señora (Mirtha)
El cabezón/ gomaso (Tinelli)
Bajo perfil
Está subido al caballo
Va a perder el tren/el barco
Las buenas nuevas
Una pálida (un mala noticia)
Le pasó la pelota (cuando uno se desentiende de un asunto y se lo pasa a otro)
Pasado de tragos
Pegó el portazo
Tiene pocas luces
Le faltan algunos jugadores
Fue un show proverbial
Sin ir más lejos
La Capital siente la escasez…
El dólar se disparó
La otra cara de la moneda
Bajos instintos
Se escudó bajo…
Tiene la memoria de elefante
Huyó como una rata
Sed de sangre
Tendría que mirarse en el espejo
El artista del momento
El recital del año
Toco y me voy
Siguió las huellas de su padre
Acumulo un rosario de títulos
Afloraron las críticas
Sin chistar
Se sacudió la modorra
Se le nubló la vista
Cara de pocos amigos
Cara de póker
Esta embebido en el tema
Puertas adentro
Se quedo con un sabor amargo
Final de película
Soltero empedernido
Limar asperezas
Se le nota a la legua
Ahogar las penas
Aires de diva
Como quien no quiere la cosa
Se hizo el sota
Estar en/al pedo
Con el pecho inflado
Con el rabo entre las piernas
Le pegó con la de palo
No dejó ni una miga
No dejó títere con cabeza
Se arremangó (y puso manos a la obra)
El delantero esta dulce con el arco
Los pies sobre la tierra
Hizo furor
Mató a sangre fría
Sin aliento
Quedarse sin el pan y sin la torta
Sumar el granito de arena
Bajar un cambio
Canas verdes



Entrevista por mail al reconocido especialista en extraterrestres


Fabio Zerpa: "El día de la independencia y Men in Black son basura"






Tengo entendido que tuvo la posibilidad de ver un OVNI el 17 de Noviembre de 1959, mientras volaba en un avión de la Fuerza Aérea. Antes de este episodio, ¿creía en la vida extraterrestre o en los OVNIS? ¿Su vida tenía algún tipo de relación con este campo?
No sabía absolutamente nada sobre la realidad OVNI, que luego investigaría. Desde pequeño tanto mi padrino, de origen francés, recorriendo con él a caballo el campo de su propiedad muchas noches me enseñaba sobre estrellas y planetas del universo. Este conocimiento fue luego profundizado por mi hermana mayor, Mary, que era profesora de cosmografía en la enseñanza secundaria del Uruguay, país donde nací. Para mí ese OVNI fue un impacto de conciencia muy fuerte que me llevó a realizar lo que siempre fui, desde mi niñez, un investigador.

¿Cómo recibió su familia y amigos este cambio en usted? ¿Hoy en día su lo apoyan totalmente?
Al principio le parecía muy rara esta investigación que realizaba porque estaba fuera de los parámetros culturales en que nos habíamos criado. Con el tiempo la fueron aceptando y fue mi propia hermana Mary la que me dio una clave cuando preguntó Luis Pazos, un excelente periodista de la editorial Atlántida, en medio de ua gran fiesta que me hizo esa editorial al cumplir 25 años de im investigación, cuando le preguntó a ella: “¿Por qué Favio se dedicó a esto?” y ella contestó: “Porque Fabio desde chico fue muy curioso, muy investigador de distintos hechos de la vida que él iba descubriendo.”


En una entrevista usted dijo: "Nosotros los sofrólogos partimos de una premisa 'no hay problemas, solo hay soluciones'". ¿Sabía que esta frase está en la canción 'Watching the Wheels' de John Lennon?
No tenía idea que había dicho esa frase un gran admirado por mi como fue Lennon, de quién coloqué como final de uno de mis 36 documentales realizados sobre la vida extraterrestres. Su maravillosa imagen siempre me impactó.


¿Cómo puede sobrellevar la idea de vivir en un mundo tan pequeño mientras el universo es tan grande y desconocido? ¿Cómo afronta su vida cotidiana?
Soy un hombre normal que ama profundamente la vida. Hoy vivo a 73 kilómetros de Buenos Aires, mi ciudad tan amada, donde estoy en permanente vacación, ya que vivo contemplando la maravillosa naturaleza que me rodea. Y amo Buenos Aires, porque habiendo vivido en 18 países de América y Europa, no como turista sino trabajando, siempre regresé a Buenos Aires, que como dice el tango de mi amiga Eladia Blasquez, “Siempre se vuelve a Buenos Aires” o la expresión tanguera de otro gran amigo, Horacio Ferrer: “Moriré en Buenos Aires de madrugada”. Mucha gente sabe que amo el tango y Buenos Aires desde los nueve años de mi vida.. Mi propio representante siempre expresa que dejé de ser millonario (por todo lo que hubiera ganado en el extranjero) por elegir Buenos Aires. Pero estoy feliz con mi elección.


¿La gente cree en los OVNIS y la vida extraterrestre? ¿Usted se siente respetado por la opinión pública?
Soy un hombre de estadísticas por ser historiador, y en 1968 hice una que dio que el 23% de los argentinos aceptaba los OVNI. Mi fundación Disciplinas de Apertura en el 2002 volvió a realizar otra y dio que el 92.7% de los argentinos acepta esos aparatos y la vida extraterrestre. Me parece que hemos hecho algo por este cambio tan profundo. Antes, en la década del 60 y 70 yo era un loco que se dedicaba a esto y muy criticado por mis colegas universitarios. Ahora me dicen “maestro” y no soy ni una cosa ni la otra, soy sólo un hombre que investiga, analiza, trata de encontrar el sí y el no de los hechos vitales. Ni creo por creer, ni niego por negar. Investigo, analizo. No me quedo en los pre-juicios previos.


¿Cómo financia su trabajo de investigación?
Con las presentaciones que hago en Argentina y el mundo, junto a seminarios de la carrera creada por mí, sabiduría del ser, que es una metafísica muy operante para la vida diaria, que tiene nueve módulos que voy haciendo a uno por mes en distintos lugares donde me llaman. Un simple profesor mas allá de los ortodoxo y académica, donde me formé.


Muchas veces, la problemática que usted trata ha sido trabajada en el plano de la ficción. ¿Qué película ilustra más ciertamente a los ovnis, a los extraterrestres y sus intenciones?
Para mí hubo tres hitos cinematográficos importantes, distintos de la común ciencia ficción que toma a los extraterrestres como malignos e invasores. La primera fue la película de Robert Wise, “El día que paralizaron la tierra”, la de Stanley Kubrick “2001, Odisea en el espacio” y la de Steven Spielberg “Encuentros cercanos del tercer tipo”, que tuve el honor de presentar al público argentino, uruguayo y chileno. “El día de la independencia” y los “Men in Black” son basura..


Usted definió a los OVNIS como naves extraterrestres, pilotadas o dirigidas por seres inteligentes de conformación antropomórfica, de conformación humana. De acuerdo a la última parte de la definición, ¿Qué tan parecidos a nosotros son los extraterrestres físicamente?
Hay un estudio que hicimos en la década del 70 llamada tipología de los seres extraterrestres, que en los más de 1000 casos de contacto del tercer y cuarto tipo estudiados indican esa conformación. Las deformaciones raras y extrañas de los humanoides son solo inventos de la ciencia ficción.


Usted, según lo que tengo entendido, conoció a personas que fueron abducidas. ¿Creyó en ellas o pueden llegar a ser falsos testimonios? ¿Cómo es el procedimiento de abducción?
Afortunadamente ha habido casos excelentes de abducción con my buenas investigaciones realizadas. Indico solamente el caso Operación Bordeu, en que un camionero estuvo una hora dentro de una nave, que fue investigado por mí junto a nueve médicos argentinos y que me valió el Premio Mundial a la Mejor Investigación de un Contacto Extraterrestre en el Congreso de Méjico, en el cual estaba la flor y la nata de la investigación mundial, tanto americana como europea.


Se ha esparcido la duda sobre si el hombre llegó a la Luna o no. De hecho hay un documental de Discovery Channel con pruebas concretas. ¿Usted cree que el hombre llegó a la Luna o fue una puesta en escena?
Mi amigo Neil Armstrong, cuando salió esa falsa información por Internet debe haberse muerto de risa. Además el me dio una foto de un OVNI en el cielo lunar cuando Buzz Aldrin lo fotografiaba poniendo el pie en el piso lunar, que publiqué en mi revista “Cuarta dimensión”, allá en la década del 70.


En la Argentina, hace un tiempo se denunció la existencia de un "chupacabras" que se alimentaba del ganado rural. ¿Esto puede tener que ver con algún fenómeno extraterrestre? ¿Existe mucha gente que no sabe del tema y lucra con la problemática de los extraterrestres y OVNIS?
La realidad de las multinacionales de ganado es una investigación que yo llevo desde el año 1964 y prácticamente demostré la realidad de su procedencia extraterrestre en la oleada del 2003 en el sur argentino


El fanático es Grondona
Análisis de una transmisión histórica del programa Hora Clave







Su programa recién comenzaba y Mariano Grondona se planteó un desafío: ordenar en distintas categorías las actitudes que tuvieron los militares con respecto a la última dictadura, de la que formaron parte.
Entonces, el periodista clasificó a los “cínicos”, que negaban toda participación en hechos delictivos, y a los “arrepentidos”. Pero estas agrupaciones no podían contener al invitado del día, Miguel Etchecolatz, que reconoce su participación en la represión y reivindica las acciones del gobierno de facto. Según Grondona, el ex comisario de la policía podía considerarse un “fanático”.
Para el conductor de Hora Clave, un fanático es la persona que tiene una “actitud dentro del templo religioso que traslada” hacia la vida fuera del templo. Entonces, Miguel Etchecolatz caía en esa descripción ya que había trasladado sus ideas policíacas y personales sobre la concepción y defensa de la “patria”, a la represión de toda la sociedad en el marco de una acción planificada.
El fanático Etchecolatz fue encontrado culpable y condenado por la Justicia, pero Hora Clave le ofreció la posibilidad de jugar a un nuevo juicio. Alfredo Bravo, torturado por el ex comisario durante la dictadura, debió defender sus ideas y su pasado en un show televisivo, donde no importa la verdad sino el escándalo. Grondona ofició de conductor silencioso, acotando poco y actuando como un “juez”. Distintos llamados telefónicos funcionaron como “testigos” y así se terminó de armar la metáfora.
Víctima y acusado se cruzaron y se acusaron en el marco del “como si”, el condicional del juego televisivo y de la verosimilitud ficcional: como si los dos estarían en las mismas circunstancias (solos con su palabra y carisma), como si el conflicto subyacente fuese igual al que tienen dos vedettes porque una le robó la bombacha a la otra, como si la condena a Etchecolatz no existiera, como si la represión y la tortura podrían ser juzgadas con las reglas caprichosas del show.
Grondona extrajo situaciones propias de la Justicia (que conoce muy bien por ser abogado), las trasladó lejos de su contexto, de su templo, y generó una puesta en escena peligrosa. En sus propias palabras, se fanatizó.
Taller literario virtual


Elaboración de un recuerdo a partir de la palabra “goma”


No sé como empezó mi manía por masticar las gomas de borrar. Quizás me servía para liberar tensiones o simplemente para mostrar mi desinterés por lo que algún profesor quería explicar. Aunque siempre preferí las blancas y blandas de caucho, que borran lápiz de dibujo, muchas veces me tuve que conformar con meter en mi boca las ásperas gomas con un extremo azul, que ostentaba borrar tinta pero no lo hacía, y uno rojo, que actuaba sobre el lápiz. Estas últimas tenían una textura casi arenosa y recuerdo que tardaba mucho tiempo en poder limpiarme la lengua íntegramente después de morderlas.
Durante la primaria y la secundaria mis dientes destriparon a cientas de indefensas gomas. Mi inocente madre creía que las perdía, pero mis amigos sabían muy bien el destino que habían corrido. Y no lo sabían por observarme morder este útil escolar durante las distintas clases, sino que aprendieron que jamás les devolvía una goma prestada en condiciones que se podrían catalogar como “sanas”. Además, creía firmemente que mi actividad era de lo más normal, y no me avergonzaba por ella como lo hago hoy, al imaginar mi triste escena cavernícola detrás del pupitre.
Las gomas tenían gusto a compuesto químico que se asemejaba a una especie de gas, pero que había sido solidificado. Olían a limpieza porque su aroma no remitía a nada que halla podido estar vivo en algún momento. Era casi como poder probar el aire de un quirófano desinfectado y preparado para realizar una cirugía a corazón abierto o comer fideos directamente del piso, sin ningún miedo tragar suciedad o alguna bacteria.
Más allá de esto, creo que si alguien hubiera observado detenidamente mi accionar, habría pensado que era un chico criado entre gorilas que había sido traído a la civilización y puesto dentro de aquel uniforme, de camisa y corbata, de colegio inglés
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Comentario acerca de la investigación periodística
Título del libro: “El Rock perdido, de los hippies a la cultura chabona”.
Autor: Sergio Marchi
Fecha: 17/8/2005
Editorial: Le Monde diplomatique
Nº de páginas: 122


Tal como ocurrió en el incendio del boliche República de Cromagnon, el 30 de diciembre de 2004, después de una gran tragedia humana aparecen las preguntas. El universo del rock se estremeció cuando, en su propio seno, murieron 194 personas que simplemente participaban de un recital.
En “El Rock perdido, de los hippies a la cultura chabona”, Sergio Marchi hace uso de su extensa carrera periodística para recorrer 40 años de historia del rock nacional y desentrañar, de una forma muy precisa, las claves encadenadas que desembocaron en la ultima gran catástrofe no natural de nuestro país.
Con un tipo de escritura que no apunta sólo a especialistas, el periodista detalla un desarrollo del contenido del rock acomodado a las preferencias del mercado y la coyuntura social a lo largo del tiempo. Pero “si el público es más importante que la identidad musical, algo anda mal”, reflexiona el autor. También señala los nuevos códigos entre artistas y auditorio, que se contradicen con el impulso original de hace cuatro décadas: se ha legitimizado la autodestrucción y la mediocridad frente a los antiguos valores basados en la iluminación de las ideas, el pacifismo y la protesta.
Los argumentos que fundamentan la “decadencia rockera” confluyen maravillosamente en una entrevista a Luis Alberto Spinetta. “El Flaco” termina de pulir un sentimiento de añoro hacia el pasado y autocrítica del presente.
Marchi, sin intentar adueñarse de la verdad, concluye una red de reflexiones que expone ideas certeras para entender el rock nacional, el contexto que lo enmarca y, finalmente, responder los interrogantes planteados.









Los Bitels



Un pibe de 16 años entra a un bar. Se mira en una foto de la pared y se arregla el pelo como si se mirase en un espejo. El hombre melenudo de la foto es Paul McCartney hace 40 años, y el bar es “The Cavern”, que busca recrear en Buenos Aires el pub de Liverpool donde los Beatles hicieron sus primeros shows.
Mucha gente que ni siquiera coincidió en el mundo con John Lennon cuando él estaba vivo se sienta en las mesas del primer y segundo piso, esperando el show. La mayoría viste con zapatillas de lona de distintos colores, pantalones de tiro bajo y algún saco del abuelo que acompaña la melena “bitelesca”.
“Hoy tocan los Nube 9, es como ver a los originales”, dice una chica que está en la novena nube y se trepó al pequeño escenario porque no pudo contener la emoción de la espera. Apenas sale la banda se escucha el acorde característico de “Hard day’s Night”. La gente aplaude con ganas y las fans de la primera fila se animan a revolear la cabeza y dar alaridos agudos, muy parecidos a los que antiguamente hicieron que los Beatles dejen de hacer presentaciones en vivo para siempre.
Entre sorteos de merchandising y pronunciación de inglés digna del Mercado Central de frutas y verduras, el recital pasa sin sobresaltos. Desde el escenario, el músico que hace de Ringo Starr mira a la barra de tragos y utiliza el momento emocionante de aplausos para persuadir al cajero: “¿Manda una ronda de fernet por el aniversario de Sargent Peppers?”.

ENSAYO La autobiografía y la posibilidad de la ficción



Jerry Seinfeld es el creador y protagonista de “Seinfeld”, una de las series cómicas más vistas en los Estados Unidos durante los años 90´. La ‘sitcom’ es, de alguna forma, una especie de autobiografía de su creador. Así la historia nos lleva por la vida de un joven cómico de Nueva York que, junto con sus amigos, atraviesa las situaciones mas disparatadas. Sin embargo, ese disparate y excentricidad se da en el marco de la vida cotidiana. Es decir, algunas situaciones relatadas son la pérdida de un auto en el estacionamiento de un shopping, la exasperación mientras se espera por una mesa en un restaurante, un cocinero “nazi” que hace la mejor sopa de la ciudad pero discrimina y hecha a sus clientes si hacen algo que no le gusta, etc. Es decir, dentro del marco de lo habitual, se narran cosas de una forma en la que aparecen como extraordinarias o emocionantes. La cuestión es que Seinfeld termina cada episodio con un monólogo de stand up y hay uno en especial que viene al caso de lo que más adelante analizaremos. En este monólogo juega entre su personaje de la ficción y su persona real, y se dirige a la audiencia reunida en un pequeño café armado para esta parte final del programa: “¿Realmente se están tragando esto? ¿Ustedes creen que mi vida real es así de emocionante? ¿Piensan que una cámara que me siga todo el día registraría solamente momentos extraordinarios? ¿Creen que mi vida va de una situación hilarante a la siguiente? Por favor, piensen de nuevo, señoras y señores.”
El ejemplo televisivo de Seinfeld nos sirve para empezar a buscar una respuesta a la siguiente pregunta: La autobiografía, ¿es un género referencial o ficcional?
Según Jerome Brunner, en “La fábrica de historias”, la ficción se alía con la vida. “Hace falta una aparente fractura en el terreno de lo habitual para hacer que eche a andar la rica dinámica de la narrativa”, afirma. Esta idea me lleva a pensar en el punto de partida de alguien que escribe, más allá de que sea una autobiografía o no. Si nos remontamos a ese punto originario, veremos que siempre hay algo que “merece” ser contado. Antes del primer trazo de letra o tecleo, surge esa necesidad de entender por qué se cuenta algo. Obviamente esto tiene que ver con un pensamiento dedicado al lector de ese escrito. Y ese algo que merece ser contado podría residir, justamente, en el quiebre de lo habitual, tal como lo dice Brunner. O sea que algo en el relato debe ser extraordinario, especial, distinto.
Sin embargo, este punto tiene sus particularidades dentro del mundo de la autobiografía. Este género se supone aparentemente referencial. Es decir, se escribiría en referencia a hechos ocurridos en el plano de la verdad real. Entonces, una persona decide contar su vida, la historia de su vida. Ahora, todos sabemos la gran complejidad y magnitud que puede significar un trabajo que busque incorporar cada detalle de la vida. Desde el comienzo, sabemos que habrá una selección, un poco conciente y un poco inconsciente, de lo que se va a contar. Aquí podemos ver como el concepto de referencia, en tanto mimesis, empieza resquebrajarse. Sin embargo, una hipótesis ad hoc podría decirnos: “Ok, hay una selección que implica que algunas cosas queden dentro y otras queden fuera del relato, pero lo que queda dentro es totalmente referencial”. Para adentrarnos más en la posibilidad de que la ficción forme parte de la autobiografía, podemos volver al punto inicial, a ese “algo” que merece ser contado. Debemos regresar y pensar por qué una vida es narrada. ¿Qué tiene de especial? Seguramente todos estamos de acuerdo en que todas las vidas son distintas. Es decir inclusive dos jóvenes argentinos de la misma edad, que van al mismo colegio y al mismo curso, tendrán muchas cosas en común, pero también tendrán una inmensidad de diferencias. Lo común podría identificarse no sólo en estos dos jóvenes sino en todas las vidas. Es decir, una autobiografía que diga “nací, estudié, trabajé y logré una familia con 2 hijos y una esposa”, no está diciendo nada, por lo menos dentro de esa corta oración. Es decir, está diciendo algo, pero se trata de lo común, lo habitual en la vida de muchísimas personas. La autobiografía, pienso, debe desafiar la uniformidad de la vida; debe sobrepasar la generalidad porque su terreno es la particularidad. De otra forma, la autobiografía podría ser intercambiable entre un gran número de personas y daría igual. Al contrario, debe ser capaz de crear identidad. Sino podría pasar que uno pueda comprar su autobiografía en cualquier kiosco de revistas, sin necesidad de escribirla.
El escape que permita la creación de identidad podría tener que ver con la alianza entre la ficción y la vida, que propone Brunner. “Una de las características estructurales del lenguaje es la por algunos llamada referencia a distancia: la capacidad de expresiones lingüísticas de referirse a objetos que no están presentes aquí y ahora. Una segunda característica es la arbitrariedad de la referencia, que tiene el efecto de liberarnos de las obligaciones más imperiosas de la pura mimesis: los signos no deben parecerse necesariamente a su referente.”, escribe el autor. Con estas palabras empezamos a pisar un suelo más firme en cuanto a la posibilidad de la autobiografía.
Evidentemente, el género que se ocupa de construir la historia propia debe mantener la veracidad de una forma estructural. Sin embargo, la construcción de nuestra propia identidad será subjetiva ya que no será siempre contrastable empíricamente. Estará atravesada por una serie de cuestiones y finalmente permitirá reelaborar la propia vida y hasta el pasado.
¿Qué interviene en la construcción de la propia identidad? Antes que nada, aparece un escritor que se ve a sí mismo de determinada manera y relata los hechos que elige de acuerdo a esa óptica personal, que no necesariamente tiene que ver con una verdadera referencia, sino que es más bien verídica y subjetiva. En este proceso es imposible no hablar de la memoria humana. Recordemos que nuestra memoria no almacena cada instante de nuestra vida sino que recuerda lo significativo. Los recuerdos tampoco aparecen puros sino que son deformados por nuestra sensibilidad y percepción singular de los eventos. Podríamos decir que hay un proceso de selección y deformación natural que escapa a nuestro control. Además, esta imagen de uno mismo tendrá que ver inexorablemente con lo que el escritor quiere que se sepa de él. Para eso siempre se tiene en cuenta un destinatario que mediatizará en esta puja por crear una identidad. Así, seguramente uno evitará contar, por ejemplo, alguna participación en una orgía masiva si la autobiografía está pensada para las abuelas y el ámbito familiar. Sin embargo, esos recuerdos sexuales podrían ser llevados al extremo si al escribir se piensa en el grupo de amigos de toda la vida como destinatario. Es decir, la idea de que la vida entera se transforme de forma pura e inmaculada en signos lingüísticos, aparece por lo menos amenazada. Como vimos, ese proceso podría darse por causas que tienen que ver con la naturaleza del ser humano pero también apuntarían a crear deliberadamente algo que merezca ser escrito y funcione narrativamente.
En mi autobiografía yo creé una determinada identidad de mí persona. Seguramente fue influenciada por el contexto de presentación personal en el que estaba enmarcado el trabajo. Por ejemplo, leyendo mi trabajo puedo darme cuenta que hice varias menciones a una relación estrecha con el rock:
“Las nuevas generaciones de argentinos retomamos a los Beatles, los Rolling Stones y Bob Dylan (¿alguna vez se habían ido?) mucho de que aparezcan en alguna remera cool de Palermo Hollywood. Este regreso llevó a buscar las letras de los temas en inglés para entender el significado de las canciones que sonaban en la cabeza todo el día. Tengo pegada en la pared, una foto que me recuerda la vez que pude cruzar la real Abbey Road, justo como los Fabulosos Cuatro lo hicieron para retratar un maravilloso conjunto de canciones. Pensar que practiqué ese mismo cruce de calle en cada viaje al interior ante la incrédula mirada de gauchos o coyas, indiferentes frente a una de las portadas mas conocidas de la historia del rock.”

Este párrafo tiene una serie de cuestiones que podrían servir para dar cuenta de cierta ficcionalización en el proceso autobiográfico. Por empezar, hablo de “las nuevas generaciones que retomamos a los Beatles..etc” y así me incluyo dentro de determinado grupo social al que pertenezco. Se ve claramente que la frase está dirigida a mis compañeros de Taller de Expresión, que tienen mi misma edad y, seguramente, un conjunto de valores comunes. Por otro lado hablo de una foto mía cruzando Abbey Road como lo hicieron los Beatles y, aunque esa foto existe, no está pegada en la pared como escribí, sino que esta perdida en algún cajón, doblada y dejada de lado. Además narro como practiqué ese mismo cruce de calle en mis viajes colegiales “ante la incrédula mirada de gauchos y coyas”. Es cierto que practiqué esa posición de foto junto a mis amigos, pero la escena del gaucho o coya estupefacto nunca ocurrió, sino que posiblemente está sacada de mi memoria sobre otro evento. De hecho, esa escena ocurrió no en mis viajes, sino en la presentación que el ex presidente Carlos Menem hizo de una supuesta plataforma espacial en la provincia de Córdoba. Mientras yo sacaba mis fotos pasaban gauchos por detrás, pero más que estupefactos eran indiferentes.
Entonces podemos ver como creé una determinada identidad rockera que es veraz pero está ficcionalizada. La anécdota del gaucho agrega un poco más de color y humor a algo real, y la idea la foto pegada en la pared lleva a pensar una cercanía con la imagen, que no es tal. Sin embargo, lo interesante de la cuestión es que escribí esto pensando que se trataba de cosas totalmente ciertas. Sólo con una lectura detallada pude darme cuenta de los desvíos.
Por otro lado, puedo notar que utilicé la concepción general de las etapas históricas para definirme como individuo.

“Quizás (hoy me pregunto) estábamos penetrados por una ideología extraña como fue “el menemismo”, “los noventa”, “el neoliberalismo”, “la fiesta”: Miami, autos BMW, el aroma de perfumes Polo Ralph Lauren, Nintendo, ketchup Heinz, Cuarto de libra con queso o Mc Royal, Puerto Madero, personal trainers, los desfiles de Giordano y otras postales de un tiempo que fue tan rápido como nebuloso.”

Definitivamente utilicé el estereotipo de los noventa para crear un vínculo con el lector. Es decir, reduje toda una etapa de la vida a una serie de cuestiones que no necesariamente tienen que ver con mi vida, en tanto referencia real. Digamos, los autos BMW no pasaron ni cerca de mi casa, pero con esto puedo reflejar el espíritu de cierta clase dominante (no era mi caso). Por otro lado, nunca fui a un desfile de Giordano ni vi videos más que en publicidades de tele, ni tampoco tuve ni quise tener personal trainers y mi núcleo de conocidos tampoco. Sin embargo, estas cuestiones forman parte de determinada visión esteriotipada de una época que da la sensación de veracidad. Es posible que el marco de los años noventa haya incluido este tipo de cosas y yo viví dentro de ese contexto. Pero los detalles no tienen una relación directa con mi vida. Sin embargo, la utilización de determinadas marcas distintivas dan una sensación de singularidad, de una visión particular de aquella época. Este recurso además construye cierta mirada trillada pero crítica de una época. Es decir, sobre ese período se esta criticando la superficialidad extrema, el culto a la riqueza sin fronteras y a las culturas extranjeras.
Por otro lado, hay escenas que, dentro de mi autobiografía, aparecen de una forma en la que no sucedieron.

“Cuando era chico pensaba que para este año ibamos a vivir en Marte con autos voladores”, se lamentaba mi abuelo mirando al cielo y tomando su tradicional mate.”

Es cierto que mi abuelo dijo esa frase, que es un gran tomador de mate y que alguna vez miró al cielo. Sin embargo, todas esas acciones no sucedieron al mismo tiempo y en el mismo lugar como parece indicar el texto, sino que han sido construidas de forma ficcional para esta autobiografía.
Además, la selección de hechos omite detalles muy importantes que definen mi vida y personalidad, como el hecho de que tengo novia hace 5 años. ¿Por qué habré omitido eso? No lo sé, pero ciertamente me doy cuenta que contradeciría el aspecto rokero que mostré y que también existe. También podría decirse que en el colegio no solamente “me aflojaba la corbata en señal de rebeldía”, como escribí, sino que también que era un estudiante aplicadísimo, detalle que no conté. Es decir, evidentemente hubo una selección y una forma de contar los hechos que actuaron en determinada dirección, mediatizado esto por la propia concepción de identidad, el contexto de exposición y los juegos de la memoria.
Entonces, ¿mi autobiografía podría considerarse como una fiel referencia de mi vida? Diría que es una referencia que utiliza elementos de la ficción para constituirse como relato. Si hoy reescribiría una autobiografía sería totalmente distinta y la conformación del Yo variaría inexorablemente.
Podría decir, después de estas reflexiones, que la ficción interviene en la autobiografía y sirve a la creación de la identidad de una persona. La ficción permite elaborar el pasado y los valores más profundos de una persona desde su concepción personal y subjetiva. No resta sino que suma. Ayuda a develar las particularidades de una persona y, principalmente, su visión y noción de sí mismo. Según Brunner, improvisamos en el modo en que hablamos de nosotros mismos. Yo siento que al escribir una autobiografía, nos manifestamos en lenguaje. Nuestra identidad no se cuenta sólo en los hechos literales que contamos sino en su selección y ficcionalización. En ese proceso también volcamos parte de nuestro YO y, pienso, este proceso es el más verdadero que puede existir porque revela aspectos de nosotros mismos que, quizás, hasta puedan sorprendernos.
Pensar la ficción como parte de la autobiografía es desafiar al lector a intentar detenerse en elementos que no solamente están en la superficie. Para crear la historia que conforma nuestra identidad, nuestra particularidad dentro de la generalidad, utilizamos la ficción para articular y potenciar el relato que estructuralmente se mantiene como referencial.
La ficción permite generar una historia de vida profunda y personal. Creo que ayuda ha encontrar y explotar esos quiebres de lo habitual que permiten generar un relato. Ciertamente da posibilidades al texto y ayuda a construir esa historia compleja, multicolor y especial, que lleva una identidad entre sus letras.
Se casaron imagen y sonido



Si hoy se toma el control remoto para poner MTV, es posible que en la pantalla no aparezca nada revolucionario. De hecho casi toda la programación se basa en formatos que pretenden mostrar a la juventud estadounidense con sus clisés típicos (la rubia linda que sale al “mundo real”, una estrella de rock pasada de moda conduciendo un reality show, el gordito con granos intentando dar su primer beso, etc). ¿De música? poco y nada (alguna melodía de fondo nomás). Pero por suerte la mano no vino siempre así…
En los 80 apareció el canal como una alternativa, un nuevo modo de expresión y difusión. Su propuesta era simple: 24 horas de música en video. “Nosotros nos habíamos dado cuenta que era muy cansador promocionarnos y como Elvis enviaba a su Cadillac dorado a todas lados, nosotros decidimos enviar películas”, recordó Paul Mccartney en una entrevista, haciendo alusión a otra de las anticipaciones históricas que tuvieron sus Beatles, que no llegaron a participar del boom del videoclip pero ciertamente le abrieron el camino.
Así fue como grandes directores comenzaron a poner sus manos en el género para hacerlo inmensamente grande y lleno de matices. Los nombres de Michel Gondry, Win Wender, Gary Gray, Mark Romanek, entre otros, han dejado su impronta en la fusión de la imagen y el sonido.
Durante su desarrollo el videoclip atravezó distintas expresiones artísticas intimamente relacionadas al contexto social. Por ejemplo, en los 60’ y 70’ solo Jimmi Hendrix, Jim Morrison y David Bowie osaban a mostrar su cuerpo enfrentando prejuicios (“seguro es puto”, sería una de las posibles traducciones actuales de la represión antigua). Durante los 80’ se pasó por una época de sanación y cuidado del cuerpo que terminó explotando en los 90’ con el destape total y la admiración de las formas humanas sin forros de tela. ¿A quién se le ocurre criticar a Anthony Kiedis por mostrar su piel y tatuajes en cada video de los rojos y calientes Chilli Peppers?
El género abrió varios caminos en cuanto a posibilidades de realización. Aparecieron los videos narcisistas centrados en mostrar a la banda o al solita sin aportar nada desde lo estético que exceda a la exaltación de los personajes, como es el caso de “Creep” de Radiohead o “Alive” de Pearl Jam. Otros clips, como “Like a Rolling Stone” (un tema de Bob Dylan versionado por los Rolling Stones), se centraron en que la película acompañe a la letra de la música. Por su parte, Depeche Mode, en “Personal Jesús”, decidió realizar una parodia de los filmes western agregando un componente de indefinición sexual latente, mientras que Michael Jackson gastó grandes cantidades de dólares para llevar a cabo “Black or White” en una mega producción que afirmaba el carácter universal de la música y, ¿por qué no?, del ser humano.
A pesar del achatamiento de MTV, el género del videoclip ha crecido exponencialmente, desarrollando nuevas posibilidades y demostrando que el cambio en la comunicación es constante. Si acaso nos congelaran por 150 años, ¿qué encontraríamos al despertar? Por suerte la respuesta a esa pregunta nunca existirá.
Una mirada a la autobiografía “Chronicles, Volume One”
Bob Dylan en pantuflas






Ni John Winston Lennon lo sabía. De hecho, en su tema “God” dedicó un verso a decir que ya no creía en Bob Dylan (ídolo de su juventud) refiriéndose al músico como “Zimmerman”, ya que se creía popularmente que aquel era su apellido real. Pero en su autobiográfico libro “Chronicles, Volume one”, Dylan aclara, entre muchas otras cosas, que en su documento figura como “Robert Allen”. “Lo único que sé de Bobby Zimmerman es que fue un hombre que murió en 1964 tras girar en U con su bicicleta”, ironiza la leyenda de la música Folk y Rock.
Con un valor de 19 dólares por copia, Dylan lanzó “Chronicles” al mercado en el 2004 y la obra fue Best Seller en Estados Unidos. En este primer volumen narra un ascenso artístico que comenzó cuando se escapó de su casa judía en el Lejano Oeste para conquistar Nueva York con su guitarra acústica y posteriormente alcanzar fama mundial.
“Nueva York era una red demasiado compleja y mi intención no era entenderla. Sólo quería tocar folk”, recuerda el autor de “Positively 4th Street”. Con descripciones frondosas y vocabulario preciso, Dylan narra su vida en los bares under, dónde tocaba temas de otros autores que admiraba, como Woody Guthrie, “por una hamburguesa con queso”. “Componer canciones no fue fácil porque quería hacer temas más grandes que la vida”, confiesa.
Pero pasó tiempo y el grado de atención cambió. “Llegó la fama y a mi no me importaba nada por fuera de mi familia”, admite. Esto resulta extraño porque hablar de Dylan es hablar de un músico recordado por su estrecha participación en la juventud libertaria e incendiaria de los 60…¿o no?
Contradiciendo leyendas, Allen recuerda que el movimiento revolucionario formado por los jóvenes de ayer lo había tomado como un líder a seguir, muy a pesar suyo. “Hacían manifestaciones en mi casa esperando ver al Principe de la Protesta, el Gran Camarón de la Rebelión, el Duque de la Desobediencia, el Alto Cura de la Protesta, el Gran Queso. Pero yo era sólo un músico y no me interesaba”, argumenta el cantautor. De hecho, Dylan relata que decidió no ir a Woodstock ya que “la cosa estaba muy pesada y hasta cargaba una pistola encima para defender a mis hijos”.
En esta primer parte de su autobiografía, Dylan se saca las botas y se pone las pantuflas para contar, con detalle obsesivo, la historia de un tipo común y corriente con una capacidad artística descomunal. Leerlo inspira, una vez más, aquella sensación muy bien supo describir Keith Richards, violero de los Rolling Stones: “A Bob le lavaría los platos después de cenar”.
Pequeña torre de babel






El sol golpea las mesas de la vereda del bar La Biela y un mozo gallego sirve un café con dos galletas y un vasito de agua. Se puede llegar a sentir el paso del tiempo viendo los cuadros del lugar que muestran épocas gloriosas de los años 60. Unos metros más y está la plazoleta Chabuca Granda, cantante y compositora peruana, que, con su nombre, da pluralidad cultural a un lugar de porte muy europeo.
Los caminos angostos del parque llevan a la puerta de la inmaculada basílica “Nuestra Señora del Pilar”, hermosa por donde se la mire, mas en un día soleado como hoy. Un puesto de rosarios y estampitas divide el clero del arte ya que a su lado se ve el Centro Cultural que invita a la gente a ver una muestra de artistas contemporáneos y pinturas de los años 30.
Del otro lado de la basílica está el célebre cementerio acompañado por improvisados guías turísticos que venden por unos pesos, su mapa en inglés. Se escucha, a lo lejos, un cantante de tango, que, por enésima vez ensaya “El Día que me Quieras”, mientras tanto pasan caminando por el largo paredón un grupo de alemanes, españoles, brasileros y chilenos que dan vida a una auténtica torre de babel.
No sólo es historia este lugar, hay personas que forman una atracción nueva, los artesanos. Ellos arman una feria los fines de semana que convoca turistas con el fin comprar collares antes de ir a comer una hamburguesa multinacional en un local de comidas rápidas que está a una cuadra.
La tarde está llegando a su fin, esto da comienzo a los bares nocturnos y boliches que venden alegría, paradójicamente, frente al cementerio. Locos bajitos de 8 años se acercan y obligan amistosamente a los transeúntes, a comprarles las flores que venden frente a un gran complejo de cines y a unos bares temáticos muy norteamericanos.
La Basílica continúa con sus luces encendidas mientras la gente entra a los bares y las parejas caminan por la plaza. Parece otro mundo, otro país; pero es un rincón de Buenos Aires.
Emmanuel Lado, 47 años - Calesitero
Yira yira



Hace 6 años la vuelta sale un peso, pero estuvo 14 años a 50 centavos.
Me hace cortar la entrevista por que hay gente que se asoma a comprar fichas y garrapiñadas. Mientras suena una música propia de carrusel. Se ve en el cuarto un grabador viejo y grande, un ecualizador, se ven los cables que van de un lado a otro. Garrapiñadas apoyadas en la mesa de madera, caramelos, una heladerita que tiene gaseosas, molinos de mano. Una señora viene a cambiar el molino que vendió por que su nieto quiere uno de los colores de boca.
Se acerca una señora mayor que lo saluda muy amablemente, Emmanuel le habla de las elecciones, le pregunta si votó bien y la señora le contesta que corto boleta “a lo loco, para que se maten entre ellos”, él se ríe, le da la una ficha para el autito y la saluda. “A mi señora le tocó esperar una hora y media para votar, pero yo le dije que vaya más temprano, pero no me hizo caso”. Un día soleado, hermoso.

“En la calesita ves todo tipo de clases sociales, eso es lo que tiene de bueno. Acá se mezcla el rico y el pobre y en ese momento son todos iguales, no hay diferencias. Pero te puedo asegurar que los que más tienen son los que menos dan. Por ejemplo, hay chicos de mucha plata que se roban la sortija para venir un día y decirme que recién se la ganaron, en cambio la gente humilde nunca hizo eso”.


¿Hace cuanto tiempo que tiene calesitas?

Por mi cuenta hace 20 años aproximadamente, pro yo empecé de chiquito, en el año 75, con mi papa que tenía calesitas. Desde los 13 años que estoy ligado con todo esto. Mi papa tenía una calesita que la movíamos, era transportable, íbamos de un barrio a otro, por todos lados, pero siempre dentro de Lanús, íbamos por Villa Jardín, Diamante, Fiorito. Éramos nómades, hacíamos dos meses en un lado, un mes en otro, según la respuesta de la gente.

¿Cuándo se hizo cargo de la calesita?

Cuando tenía 20 años compré mi primera calesita.

¿Dónde se compra una calesita?

Hay gente que se encarga de fabricar, y también se la podes comprar a alguien que tenga una y decide venderla. Yo, si en el día de mañana quiero vender la calesita lo hago, pero no lo voy a hacer nunca.

¿Cuántas calesitas tiene?

Tengo tres, una en el parque Eudabe, en la plaza Evita, de Valentín Alsina y en la Avenida Remedios de Escalada y Santa Fé (Avellaneda)

¿Cómo es su día de trabajo?

Vengo a la calesita desde la tarde hasta que oscurece. A la mañana me dedico a limpiar y preparar la calesita. Empiezo a las 3 de la tarde.

¿Cómo se mantiene una calesita?

Yo me dedico a mantenerla. Me encargo de la pintura, el motor, y toda la mecánica. En cambio cuando hay un problema en la parte electrónica, tengo que llamar a alguien que sepa del tema.

¿Alguna vez pensó en venderla?

Ni loco, es algo que va a quedar para la familia.

¿Siempre te gustó?

Me encanta todo esto. Yo siempre digo que te tiene que gustar los chicos. Si no vengo a la calesita me falta algo, no podría vivir sin esto. Por ejemplo, hay gente que viene a traer a los hijos, y cuando ellos eran jóvenes los traían sus abuelos.

Estamos en el 2007 y existen miles de juguetes sofisticados ¿Eso produjo que vaya menos gente a la calesita?

La gente viene igual, pero se achicaron las edades, eso está a la vista. Por ejemplo, cuando yo recién empezaba en el tema, venían pibes de 16 y 17 años, ahora en cambio vienen chicos de 4 a 6 años aproximadamente.

¿En la actualidad se trabaja mucho menos que antes?

Creo que no, pero es por que ahora hay mucho menos calesitas que antes. Años atrás, en los barrios se trabajaba mucho. En la época que íbamos con mi viejo, nos movíamos de un lado para otro. Ahora no podes hacer eso, por que cambió mucho, hoy en día, en los lugares que trabajábamos, te roban lo que ganaste o te rompen la calesita.

¿Qué anécdotas le dejó la calesita?

Con la calesita me pasaron miles de cosas, por ejemplo: hace una semana vino una señora muy humilde con su hijo. “Obviamente” el chico se ganó la sortija, y la madre me regaló un paquete de fideos que tenía como agradecimiento. Y se enojaba si no lo aceptaba. Lo tengo acá, y estoy esperando que venga algún chico de la calle que necesite y se lo doy. Esas cosas te llenan el alma. Por ejemplo, hay muchos pibes que me dejan la plata que hicieron en la calle para que se la cuide, por que me dicen que en sus casas se la sacan. Y esa confianza que me tienen me da una inmensa felicidad. Uno ayuda en lo que puede ayudar. Yo soy feliz, sin esto me muero, me falta una parte de mi vida.

¿Cómo elige la música que pasa?

La música la elijo yo. Trato de poner canciones infantiles y no la música que esta de moda. Estoy totalmente en contra de la gente que pone en las calesitas, cumbia o alguna canción comercial y que no tiene nada que ver con los chicos.

¿Trabaja sólo?

No, trabajo con toda mi familia. Con mi mujer y mis hijos.

¿Se sigue haciendo lo de la sortija?

Si, sin sortija no hay calesita. El que gana la sortija tiene una vuelta gratis, eso hace que los pibes encuentren otra motivación, y cuando la ganan son felices, lo ves en sus caras. Yo me encargo de eso, pero a veces mi hijo también.

¿Te enseñaron a usarla?

Eso se aprende viendo, es como todo. Yo aprendí de mi viejo y mi hijo aprendió de mí.

¿Existe un gremio de calesiteros?

En provincia no existe, pero en capital hay. Creo que el problema por el cual no creamos un gremio es que estamos muy alejados en distancia, no es como capital que en 30 cuadras a la redonda hay una plaza.
Empedrado







Un recorrido por San Telmo obliga a sentarse y disfrutar de una buena comida y un cómodo lugar para alimentarse y cargar energías con el fin de continuar el viaje. No solo se puede disfrutar de un típico asado argentino sino también de manjares internacionales.
Si usted es español y añora el sabor de una buena tortilla, no dude en acercarse a “El perro Andaluz”, ubicado en Bolívar 852. Es un lugar sumamente agradable, con capacidad para 30 cubiertos; al fondo hay un escenario con un piano de cola y una pequeña barra. El precio promedio por persona en pesos va de 35 a 50.
En cambio si quiere disfrutar de una exquisita comida francesa, puede ir a “Pentaque”, en Defensa 596. Pintoresca, agradable y nostálgica, son las palabras adecuadas para definir a esta brasserie de San Telmo inaugurada en marzo de 2005. El precio promedio por persona en pesos va de 35 a 50.
Con respecto al asado porteño, tiene muchos lugares adonde ir, desde los más económicos hasta los extremadamente caros.
Por ejemplo, “El viejo Almacen”, lugar típico de San Telmo, que conserva su encanto después de dos siglos, ubicado en Avenida Independencia y Balcarce, lo invita a disfrutar de una noche con un tradicional show de tango y una deliciosa carne argentina. El valor de la cena-show es de $240 por persona.
Si no está en sus posibilidades gastar esa suma de dinero, puede ir a “El desnivel”, en Defensa 855. Allí degustará un exquisito asado. El valor promedio por persona es de $17.
Para terminar el recorrido no viene mal una rica y fría cerveza artesanal. No dude de ir a “El Patio Cervecero” , ubicado en Defensa 1084, si es que quiere disfrutar de 19 tipos diferentes de cerveza y, por qué no, de una sidra tirada.
Jorge Montejo
La vuelta del viejo hippie






La actualidad del creador de “Paolo, el rockero”. Sus inicios como artista y los proyectos a futuro.

En la década del `80 el nombre de Jorge Montejo resultaba apenas familiar. Hoy, ya casi nadie lo recuerda. En cambio, si la pregunta se refiere a “Paolo el rockero”, seguramente muchos sonreirán con nostalgia pensando en aquel personaje que los hizo reír desde “Badia & Compañía” o películas de la talla de “Los matamonstruos en la mansión del terror” y “Los bañeros más locos del mundo”.
Con añoranza, Jorge recuerda sus inicios y la creación de quien lo acompañará siempre: “Paolo surgió de un papel que hacía en los pubs cuando vine de Tandil. Era un gaucho loco que peleaba con un hipotético hippie que estaba en la platea. Luego personificaba a ese tipo (Paolo) que le respondía ‘Loco, ¿Qué tenés contra los hippies?’ y la gente se moría de risa”.
Luego de un tiempo decidió ponerle “Paolo” porque según Jorge: “El hippie tenía cara de ese nombre”. Luego, al formar parte de “Badía & Compañía”, el conductor del programa le dio “apellido” a Paolo: “el rockero”.
Pero en un momento la fama lo dejó de lado. Fue entonces, cuando cayó en un estado depresivo que lo llevó a ser internado en dos ocasiones, entre los años 1999 y 2003.
Hace algunos meses “Paolo el rockero” volvió a las tablas, para festejar 20 años con el espectáculo. De ahí en más, son todas buenas noticias para Jorge. El director de cine Rodolfo Ledo lo contrató para actuar en “Bañeros 3”; en el verano formó parte de un programa de Fox Sports y realizó giras con su show, “San Paolo 20 años”, por la costa argentina. Jorge aseguró que tiene propuestas para televisión y que formará parte de la nueva versión de la película ‘Brigada Z’”.
Popular









La década del 60 marcó una huella vital en la música mundial, sólo basta nombrar a grupos como The Beatles o solistas como Elvis para afirmarlo. En Argentina surgió un movimiento musical popular de la mano de los longplays y de programas televisivos como El club del clan, que se llamó Los años de oro.
Dentro de los jóvenes que tomaron popularidad gracias a su música y carisma estaba Norberto Fago. Seguramente este nombre no resulte familiar, pero si lo llamamos por su apodo artístico, Nicky Jones, todos los que hoy peinan canas sabrán de quien se habla.
“Empecé a los 18 años como músico de Jazz, luego tuve un grupo que se llamó The Rocklands, donde tocaba la primer versión del tema Fugitiva” cuenta Norberto. Luego de ese comienzo, debutó como solista en un programa de canal once que se llamaba “La cantina de la guardia nueva” junto a Palito Ortega, Violeta Rivas, Raúl Lavié, Lalo Fransen y Johnny Tudesco.
En 1962 el grupo, junto a Chico Navarro, se va a canal 13 a participar del ciclo musical que se emitía los sábados a las 20:30 horas que se llamaba “El club del clan”. Allí Nicky Jones alcanza su popularidad, cantando temas alegres como “Los Watusi” o “A mi me llaman Popeye”.
Pasadas las décadas del 60 y el 70, Norberto no apareció demasiado en los medios. En marzo de 2005 participó de un programa de Canal 13, que se llamó Transformaciones, donde se hizo, públicamente, una cirugía estética. En febrero del mismo año se casó con Fara, una bailarina de 16 años, casi medio siglo más joven que él.
Gomazo





El gusano goma-goma fue, al principio de la década del 90, un juguete deseado por cualquier chico que miraba el programa infantil Telejuegos. En el comercial del muñeco, aparecía un joven, Lionel Campoy, que años más tarde sería el gracioso y torpe Boby Goma de Ritmo de la noche, ciclo conducido por Marcelo Tinelli.
Lionel comenzó su carrera artística formando un dúo cómico que se llamaba Juan Japen?. Allí actuaba en la obra Los japoneses no joden, donde hacía un personaje con movimientos elásticos, anteojos grandes y gorra de goma negra, que poco tiempo después lo llamó Boby Goma, gracias al nombre del muñeco del comercial que lo hizo famoso.
En 1992 comenzaba por TELEFE Ritmo de la noche, un programa conducido por Marcelo Tinelli que se emitía los domingos a las 21.00. Allí Lionel formó parte del staff, obviamente haciendo su personaje Boby Goma.
“Boby era como un doble de riesgo muy torpe y gracioso. El personaje era de un humor sano y tuvo mucha aceptación en los chicos, hasta llegué a grabar un disco y a tener mi propio muñeco” cuenta Lionel.
La fama había encontrado a Lionel y las propuestas de trabajo fueron infinitas. Boby Goma participó en programas populares de los 90 como Brigada cola, Indiscreciones y Jugate conmigo.
Luego de un tiempo Lionel se fue de Ritmo de la noche y decidió trabajar en otros programas. En 1997 condujo, junto a su actual pareja Natalia Dim, un programa dedicado a los videos juegos que se emitía por la señal de cable para chicos Magic Kids que se llamó Nivel X y que duró nueve temporadas.
Luego de la explosión mediática que tuvo Boby Goma, Lionel no logró volver a conseguir esa popularidad, aunque haya trabajado en cine, televisión y teatro.