Los Bitels

Un pibe de 16 años entra a un bar. Se mira en una foto de la pared y se arregla el pelo como si se mirase en un espejo. El hombre melenudo de la foto es Paul McCartney hace 40 años, y el bar es “The Cavern”, que busca recrear en Buenos Aires el pub de Liverpool donde los Beatles hicieron sus primeros shows.
Mucha gente que ni siquiera coincidió en el mundo con John Lennon cuando él estaba vivo se sienta en las mesas del primer y segundo piso, esperando el show. La mayoría viste con zapatillas de lona de distintos colores, pantalones de tiro bajo y algún saco del abuelo que acompaña la melena “bitelesca”.
“Hoy tocan los Nube 9, es como ver a los originales”, dice una chica que está en la novena nube y se trepó al pequeño escenario porque no pudo contener la emoción de la espera. Apenas sale la banda se escucha el acorde característico de “Hard day’s Night”. La gente aplaude con ganas y las fans de la primera fila se animan a revolear la cabeza y dar alaridos agudos, muy parecidos a los que antiguamente hicieron que los Beatles dejen de hacer presentaciones en vivo para siempre.
Entre sorteos de merchandising y pronunciación de inglés digna del Mercado Central de frutas y verduras, el recital pasa sin sobresaltos. Desde el escenario, el músico que hace de Ringo Starr mira a la barra de tragos y utiliza el momento emocionante de aplausos para persuadir al cajero: “¿Manda una ronda de fernet por el aniversario de Sargent Peppers?”.
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